Un final para la foto

by Gabriel Spinazzola

Terminó el segundo trimestre, y así se fue un tercio de nuestro máster. ¿Un tercio? Sí, dos trimestres sobre seis. El cierre no pudo ser mejor.

Algunos seguían enganchados con el WACC, con la TIR y con lo largo del "mal necesario" del viernes. Esos algunos rezaban que el mal necesario sea perdonado, cancelado, sobrevaluado y no sé cuántos ados más. Hablando de ADO, lo vimos a Mr. Fausto Procesos saludando futuros EMBAS en la tarde del sábado.

Mientras aquellos algunos que nombré al principio no podían despegarse del examen de Finanzas, el resto, más todo el Emba-Lunes, degustaba de las medialunas de cada comienzo de semana intensiva, y también ahora de cada bienvenida de outdoor (¿habrá el viernes un almuerzo por el comienzo del tercer trimestre? naaaa).

Era un sábado diferente, no sólo porque el día pintaba ser como uno de octubre, sino porque la vestimenda casual primera marca de cada viernes, se cambió por un outfit sportive, sí, claro de primera marca también. Salvo por Gabriel que llevaba unas Topper logo viejo algo gastadas, "pero limpias".

Fuimos todos juntos al "Parque Austral" y allí nos separamos. Pero en breve quedamos todo el Emba-viernes (43 embos + 5 embellezas) en un radio de un metro (o menos). Exigencias del cliente. Conclusiones mediante (Paco ve el futuro mejor que Horangel) nos armamos en cuatro grupos de 10 (o más).

Los que leyeron las notas técnicas pudieron darse cuenta de que una cosa es leerlas y otra cosa es vivirlas. Así, todas las letras times new roman se metieron dentro de una "bomba" que podría haber explotado con un "X-28, alarma activada". Esa hubiera sido una buena pregunta: "¿Se puede desactivar la bomba?". Otras hojas con el logo IAE se hundieron en un tacho de veinte litros de agua (ex-plavicom exteriores) que fuimos a rescatar con una soga, tres caños, el bocho de los ingenieros del team y el cuerpo más liviano que nos había tocado en suerte. Las "escasas" tres carpetas bordeaux no bastaron para des-electrificar los elásticos azules y tuvimos que hacer la gran "desmayada" de los recitales de rock argentinos. En el de la soga de más de veinte metros, por razones obvias que no se detallarán, no "vimos" ningún apunte.

En el medio de todo ese andar matutino, volvimos a cruzarnos con los del lunes, como si se tratara de un capricho del calendario. Otra oportunidad de net-working sub-aprovechada. Pero nada es en vano, y las buenas relaciones pueden llevar su tiempo de maduración, como los mejores vinos y los güisquis de etiqueta de colores (no rojas).

Algo más de interacción hubo entre los cuatro chegusan que me comí y el rostro de felicidad de Kevin cuando comenzó a ver gente abriendo envoltorios de "EPA" dejando de lado las tacitas miniaturas de muestras gratis de la cadena de haladerías que rima con el nombre de un amigo mío que se llama Alfredo.

Nadie creía que "teníamos" que volver al aula. Y para colmo, no a la nuestra. Muchos agradecieron que así haya sido. No lo del cambio de aula, sino por la sesión de feedback. Previamente, nos deliramos de risa viéndonos cuando no veíamos, cuando no teníamos remeras y nuestros cuerpos quedaron a merced del cinismo ajeno. Las ladies cotejaron quiénes habían sido caballeros ingleses de tierra (verdaderos sirs) y quiénes habíanse comportado como caballeros ingleses de agua (verdaderos piratas).

Hubo que decir gracias cuando a uno le comentaban de una "oportunidad de mejora". Nada fácil, nada. ¿Quién dijo que el master sería fácil?

Y luego, a la sombra de los edificios Masters y Profesores, sobre el fresco césped (como bien dijo Isidoro, lo creíamos inmaculado) el cierre de la materia dio lugar para algunas reflexiones finales que cada uno llevará consigo.